por Enrique Soto Irizarry
Era de noche y estaba yo pelando un guineo para comermelo cuando decidi escribirles la historia. Cuento entonces sobre aquel lunes 10 de septiembre que recalca tanto sobre mi mente. El cielo estaba color rojo manzana, y corria yo biaccicleta de camino a mis aposentos. A mi alrededor solo habian casas, erase un pueblucho pobre y sucio, por donde pasaba todas las tardes y resultaba que ese dia habia fiesta. El camino estaba colmado de gente, habia musica, baile, y alcohol por todos lados. Yo, aborrecio que soy pero muy curioso, estacione mi bici junto a un poste, en el cual lei el papel que anticipaba tal evento como el "Famosisimo dia de don Celso". Los ninos corrian jugando tal vez a esconder, o algo, pero se veian muy felices. Yo caminaba entre la gente y observaba a todo el mundo, estudiaba sus acciones, y por supuesto, buscaba alguna chica con quien pasar el rato, hace tiempo que no tenia diversion ni con aquella. Entre toda la muchedumbre, ya habia encontrado algo, realmente curioso. Nos miramos y comenzamos a correr hasta chocar el uno con el otro. Era una guagua repleta de hombres que comenzaron a disparar y a establecer un perimetro. Igualmente en toda la periferia del pueblo, habian mas guaguas con mas hombres, con mas armas, y todos muy violentos en espera de algo. Yo habia corrido hacia la guagua para detenerla antes de que atropellaran a una ninita que se le habia quizas escapado de los brazos de sus padres y corria entre la gente por la fiesta. Los hombres vestian camisas crema y pantalones marron, botas y curiosamente con antifaces blancos. Gritaban y maltrataban a todo el mundo, yo, disimuladamente, me fui acercando a una calle sin salida, y con la nina entre mis brazos miraba que a lo lejos se acercaba un carro negro, cristales claros como una pecera, y adentro una mujer, mi mujer. Doctora en Artes, escritora de varios libros sobre ideales raros, cosa que yo no leia, parecia que de ella los ideales se habian apoderado, de manera muy negativa, y que de manera muy positiva, habia adquirido muchos seguidores. Todo esto fue mi pensar rapido claro, hasta que se bajo del auto, y desde un helicoptero se desplazaba el hombre, aquel maldito profesor aleman de su universidad. Entonces todo estaba claro, por algo estudiaba tanto la cabrona. El azote de rabia y celo me agobiaba desde adentro, pero sentia algun tipo de necesidad de proteger la nina, que tras los gritos y el apreton que le habia dado al encontrar a mi esposa recien terrorista e infiel en este gran evento. Yo, durante todo esto, tambien pensaba donde estaba la defensa del pueblo, la gran policia maldita? Como no era de imaginarse, habia mucho, pero que mucho dinero envuelto, y la defensa entonces era para ellos, los malditos pro-restructuralismo social. Entonces se comienzan a escuchar tiros, empezo una exterminacion en masa de la gentea fuerza de disparos. Algunas personas se levantaron en contra con machetes, palos de escoba, algunos senores con sus calibre .9mm, pero todos fueron asesinados. Yo ya me encontraba corriendo, huyendo de tal aberracion, con lagrimas en mis ojos de furia y desilucion que me cargaban de adrenalina. La sangre salpicaba por tu cara, los gritos salpicaban por tus oidos aturdiendote y llenandote de desesperacion y desorientandote. Con la nina en mis brazos recorri varias casas, entraba y salia como si estuviera de pasadia, brincaba entre balcones, y no ayudaba a nadie, no habia tiempo para perder. Ya mucha gente se habia muerto, o desplazado a esconderse, y los hombres uniformados entonces se dedicaban a buscar a todo sobreviviente, su plan, no dejar a nadie vivo. Mientras corria, recordaba los besos de ella, sus caricias, los momentos en que le decia que la amaba, y ella, sentada en su escritorio levantaba sus hermosos ojos a mirarme, y me desilucionaba como rapido solo comenzaba a hablarme de sus malditos libros y aquellas cosas, que no sabia que joderian tanto en algun momento. Lloroso, decidi virar. Gritaba su nombre para no levantar sospechas entre los hombres ellos, por alguna razon, no me disparaban. Al ella reconocer que alguien le llamaba, la intriga le hizo buscar, entre los cuerpos, nos encontramos, ella y yo, sus ojos paralizados ante los mios, yo con la mirada entrecortada y arresmillada, los ojos llenos de lagrimas que corrian por mis mejillas como en carrera, y con la nina fuertemente apretada entre mis brazos como si fuera mi hija, le dije: "Angela, esto era lo que tanto me decias y yo por estar envuelto en mis cosas te ignoraba". "Sabes que has hecho?", le pregunte a gritos. Ella me contesto con una voz de enojo: "Si.....te soy infiel desde siempre, en la relacion y en los ideales. Cree lo que tu quieras Santiago, yo se lo que hago. Hago que el mundo me escuche, hago que el mundo me conozca, hago que el mundo se re-estructure socialmente, y para eso necesitan renacer." Entonces le di la espalda, busque la bicicleta y me fui. A ella no le importaba matarme a mi, ya lo habia hecho, pero entonces me pidio la nina, cosa a la que rapido le conteste que no y doble en la esquina. De camino, el cielo estaba negro, y de llegada a mi casa, tome el carro y desapareci de aquel lugar solo con ella, con Victoria, lo unico que me quedaba, y yo lo unico que le quedaba. Para entonces tenia 3 anitos, fue mi razon de salir de ahi y vivir. Han pasado 18 anos de eso. Nunca supe nada de ese pueblo. Solo que sus libros se publicaron y que Victoria estudia literatura y le encanta leer y apasionarse con ideales.........
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